96 años del primer partido oficial en Timote y Castro
- In Color Albirrojo
- Última actualización el 10 Abril 2023
Un 10 de abril, pero de 1927, Talleres disputó su primer partido oficial en Timote y Castro: en el marco de la cuarta fecha del torneo de Primera División de la Asociación Amateurs Argentina de Football recibió la visita de San Isidro en su nueva cancha de Timote y Castro.
Un poco de historia
Talleres había llegado a la máxima categoría del fútbol argentino tras una brillante campaña en la intermedia de 1925, cuando se consagró campeón invicto y tras vencer a San Telmo 1 a 0 el 22 de noviembre de ese año, se ganó el derecho de actuar en primera división.
Por aquellos años, existía una división en el fútbol argentino: por un lado, la Asociación Argentina, comandada por el Dr. Aldo Cantoni, y por otra parte, la Asociación Amateurs presidida por el Dr. Beccar Varela. Talleres formaba parte de la Amateurs. Finalmente, la mediación del entonces presidente de la nación, Marcelo Torcuato de Alvear, permitió la unificación del fútbol argentino en 1927. En el torneo de ese año participaron 34 equipos, 26 clubes provenientes de la A. Amateurs y 8 instituciones de la A. Argentina. Se jugó a una sola rueda y Talleres tuvo una colocación irregular, al alcanzar el vigésimo segundo puesto con 27 puntos, producto de 10 victorias, 9 empates y 14 derrotas. Marcó 32 goles y vencieron su valla en 38 ocasiones.
Talleres, local en Timote y Castro
El elenco albirrojo tenía su cancha en la manzana delimitada por las calles Azara, Machado Méndez y San Martín, al menos desde 1915. Una vez conquistado el ascenso en 1925, la preocupación de la directiva de Talleres –presidida por Lorenzo Lainatti- era resolver el tema del field: no solamente había vencido el contrato de arrendamiento del terreno, sino que había fallecido Don Martín Fernández, su propietario original y los herederos de Fernández habían decidido a partir de marzo de 1926 el remate de las tierras. Una comisión de directivos albirrojos realizó tres entrevistas con la sucesión de Fernández, para discutir condiciones y precio para la compra de los terrenos. El elevado precio de los mismos, sumado a la pavimentación y construcción de veredas de las calles aledañas – costo que tendría que afrontar el club- , hizo imposible la operación.
De todas maneras, se llegó a una solución favorable. La viuda de Martín Fernández ofreció los terrenos ubicados en la intersección de la calle Timote y Avenida Rosales. El club convocó a una Asamblea Extraordinaria el 5 de febrero de 1926 y se resolvió, por parte del Talleres Futbol Club, la adquisición de las dos manzanas de terrenos ubicadas por la calle Timote, desde Rosales a Azara (actual Lituania), en la suma de 90.000$ pagaderos en 120 mensualidades sin interés, debiendo abonarse por tal concepto 750$ mensuales. Además, con el objetivo de tomarse el tiempo necesario para la construcción de la nueva cancha, se llegó a un acuerdo respecto del field de calles Azara, Machado, Méndez y San Martín y se abonaron 144$ mensuales en concepto de alquiler, contrato que venció el 31 de diciembre de 1926.
Para afrontar los distintos gastos y erogaciones que supuso la compra de los nuevos terrenos, la comisión directiva – de acuerdo al mandato otorgado por la Asamblea del 5 de febrero de 1926- emitió una serie de acciones Pro-campo de deportes, que logró la inscripción de 340 personas con un total de 638 acciones, 5 de ellas abonadas al contado y habiéndose recaudado según el registro de la memoria y balance del club de 1926, 6.232 pesos al 31 de diciembre de ese año.
Las comodidades para los socios y simpatizantes albirrojos en el viejo field, constaban de una tribuna de 25 metros de largo por 21 escalones y 70 metros de asientos de maderas. Sin dudas, que se realizó un esfuerzo notable para afrontar la nueva realidad deportiva, que tenía a Talleres entre los mejores equipos del fútbol argentino, y para la cual el club debió adaptarse a las circunstancias, tal como lo especifica la memoria de 1925, en palabras del secretario del club Guillermo Pyke: “Por lo pronto, les adelanto que será este año de mucha labor, se ha proyectado y resuelto con ese fin un vasto programa de trabajo: emisión de acciones, festivales varios, rifas, torneos, partidos, Kermeses, funciones, etc, pero es indudable que para el mejor éxito de esta empresa, la Comisión Directiva por tener que atender la administración del club, resulta exigua, y es entonces que cada uno de vosotros contribuirá moral y materialmente a la feliz realización de la pesada tarea y del serio compromiso que nos hemos echado encima.”
En enero de 1927, de acuerdo al registro de la memoria del club de ese año, comenzó el traslado de todas las instalaciones al nuevo campo de juego, propiedad de Talleres, habiéndose realizado previamente una serie de trabajos para dejarlo en condiciones y dotándolo en la manzana que no ocuparía el campo de juego principal, de una cancha para las divisiones inferiores.
El periódico local “La Idea”, en su número 533 del 15 de enero, da cuenta del arribo de la vieja casilla de madera al nuevo terreno: “continúan con actividad los trabajos que se realizan en el nuevo field del Talleres F.C. con el propósito de terminar las obras antes que la nueva temporada se inicie. La casilla, la vieja y casi histórica casilla, fue transportada entera hasta su nueva ubicación”.
De acuerdo al periodista Ulises Méndez, el traslado de la casilla comenzó el lunes 3 de enero de 1927, y finalizó el miércoles 12, por la calle Martín Fernández (actual Quirno Costa), con la ayuda de un caballo. En cada esquina se realizaba un fogón, guitarreada y asado.
El primer partido en la nueva cancha
El domingo 10 de abril de 1927 Talleres jugó su primer partido oficial en Timote y Castro (foto). En el marco de la cuarta fecha del torneo de ese año, igualó 1-1 con San Isidro con gol de Fernando López.
Aquella tarde, el once albirrojo formó con; Ángel Bosio: José Ravizza e Ignacio Bulla: José Monetta, Diego Carreras y Enrique Serramía: Idelfonso Morales, Pedro Repetto, Fernando López, Luis Zubizarreta y A. Devesa. Fernando López a los 6’ de la segunda etapa marcó el primer gol de Talleres y Zuñiga empató para la visita a los 25' del tiempo complementario.
La Idea, en su edición nro.546 del sabado 23 de abril, se refirió al encuentro: “ Los aficionados locales que simpatizan con los colores del Talleres F.C. han visto sus esperanzas defraudadas ante las dos consecutivas defecciones del primer equipo.
La mala performance frente a San Isidro, dió a los espectadores oportunidad para compenetrarse debidamente de las causas que motivaron aquella, y que no es otra que el exceso de dribling ( Nota del autor: gambeta), por parte de Zubizarreta, quien en innumerables oportunidades prefirió lucir sus habilidades para provocar la admiración del público, que pasar la pelota a sus compañeros bien ubicados para probar puntería. (...) Los partidarios de esa modalidad en el juego, nos dirán que la defensa estuvo desastrosa, a excepción de do hombres, pero conviene hacer notar que a Talleres sólo le marcaron un gol, fruto de una desgraciada jugada de Ravizza. Urge, que la directiva local llame seriamente la atención a quien corresponda por alcanzar de una vez por todas las actuaciones del team, para no tener que lamentar más pérdidas de puntos a consecuencia de la manía del dribbling."
Talleres finalmente obtendría su primera victoria en el nuevo field, el 29 de mayo de 1927, en el marco de la undécima fecha del torneo, cuando venció 3 a 1 a Defensores de Belgrano.
Pero esa es otra historia
Informe e investigación: Ariel Cappelletti – Dpto. de Prensa y RR.PP C.A.Talleres -