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Club Atlético Talleres

El ascenso del 25, en la voz de los socios

 

Hoy se cumple un nuevo aniversario del ascenso de Talleres a Primera división. El 22 de noviembre de 1925 Talleres venció 1-0 a San  Telmo en cancha de San Lorenzo y obtuvo el máximo logro en su historia futbolística. Pablo Comelli, Gerónimo Emiliano y Juan Rossi dejaron su testimonio de aquella gloriosa jornada.

   

La siguiente nota fue publicada por la Revista partidaria "Talleres siempre adelante", de diciembre de 1945. Fue una edición especial que conmemoró el vigésimo aniversario del máximo logro deportivo de la institución: el ascenso a Primera División.

 

 

El recuerdo de Pablo Comelli

Pablito, figura simpática, querida y venerada por socios, jugadores y dirigentes, es un pedazo de gloria en la foja deportiva de Talleres, pues no sólo ha contribuido en noble esfuerzo a la marcha de la institución, sino también que ha prestigiado sus colores en épocas lejanas, cuando el fútbol se hallaba en gestación, y los hombres luchaban en justas deportivas hermanados por un solo ideal: el amor al club, haciendo una causa de honor la defensa de la divisa, que lucían con orgullo y la llevaban muy adentro en el corazón.

Ha sido testigo, del paso de numerosas generaciones de futbolistas que defendieron nuestros colores, compartiendo con ellos sus mismas emociones, sus mismos anhelos, viviendo jornadas inolvidables. Alegrándose con el triunfo, sufriendo en la derrota. Y precisamente de aquellas campañas que cumplió Talleres, en su carrera deportiva, la que más brillantemente historió, fue la del ascenso, en ocasión del memorable partido con San Telmo, donde para muchos, la nota más emocionante del mismo, la dio la jugada del gol, convertido por Carlos González.

Y el júbilo de esa conquista no fue saboreada en forma directa por Pablito, pues a pesar de hallarse en el escenario de la lucha, no vivió la emoción del gol, sino en una forma muy especial, que no dejó por ello de tener su parte dramática. En efecto, Comelli había decidido no salir de la casilla del field de San Lorenzo; deseaba permanecer lejos de los que protagonizaban tan apasionante encuentro, a fin de evitarse noventa minutos de tensión nerviosa e incertidumbre. ¡ no en vano había sido testigo de las dos finales anteriores en 1923 con Liberal Argentino, y en 1924 con Excursionistas, y sabía de la amargura de la derrota en ambas oportunidades!
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No obstante a pesar de su determinación, llegaban hasta su voluntario encierro los ecos de la entusiasta multitud; vivando a Talleres, vivando a San Telmo, o sea el ahogado grito de gol, o sea la aprobación unánime en forma de aplauso por alguna jugada de calidad.

Y así, en esa forma vivió los primeros cuarenta y cinco minutos del match, que resolvió repetirlos en el segundo periodo. Nuevamente el intenso y constante griterío del público alentando a su favorito; nuevamente el calor del aplauso, mientras el vivía íntimamente el drama del ascenso, quizás en una forma más torturante de lo que había imaginado; así lo decía ese constante e inacabado paseo que hacía de un extremo a otro de la casilla...cuando de pronto, la explosión de ¡¡¡ GOOOL!!!, que corearon miles de gargantas, lo paralizó en medio de su nervioso paseo, y allí mismo se agregó otra tortura “¿ de quien será el gol?”...

Sin embargo, poco duró esa incertidumbre, pues sonoros pasos de alguien que se acercaba por el pasillo de los vestuarios, lo saca de sus cavilaciones. La puerta se abrió secamente, y en el marco de la misma se dibujó la figura del señor Presidente, don Lorenzo Lainatti, quien con la emoción pintada en el rostro, se dirigió a Pablito, y sin mediar palabra alguna, se confundieron en un estrecho y sentido abrazo, mientras gruesas lágrimas, quemaban las mejillas de ambos. No hacía falta agregar más, los hechos hablaban con firme elocuencia, de quien se había puesto en ventaja.
Así lo comprendió Pablito... y el presidente y canchero, tomados del brazo, en democrática actitud, se encaminaron juntos, abandonando la sala de torturas, para ir a alentar a sus muchachos por la consolidación del triunfo.

 

La palabra de Gerónimo Emiliano

 

Recurrimos al Sr. Gerónimo Emiliano, miembro de comisión en aquel entonces y socio Nro. 22, que dicho sea de paso ha sido nombrado vitalicio, para que nos diera impresiones sobre la actuación de Talleres en el primer tiempo, y en base a ella se hacía presumir el triunfo final.

"Con respecto a la primera etapa, he de manifestarles que el juego no alcanzó un nivel técnico preponderante, pero eso sí, acusó en los veintidós jugadores un entusiasmo y empuje que suplió la calidad. Talleres actuó bien en los primeros 45 minutos, aunque sus hombres lo mismo que sus rivales, eran presa de un estado nervioso, propio de ese encuentro, que conspiraba a su desempeño normal. No obstante ello, la actuación de Talleres en lo que fue el primer tiempo, hacía vislumbrar el triunfo final y prueba de ello fue a los 17’ de este, no tenía chance alguna, pues su acción quedaba anulada dada su colocación opuesta al lugar que entraría la pelota, surgía Nouche, consciente del peligro que se cernía sobre su arco, y con una espectacular y providencial chilena, salvó el gol hecho, ahogándolo en la garganta de los hinchas de Talleres. Se destacaron en Talleres; Perinetti, Ravizza, Viegas y Serramía."

 

 

El testimonio de Juan B. Rossi

Prosecretario y delegado al mismo tiempo, de la cuarta división que se clasificara campeón ese mismo año del ascenso, tiene palabras de elogio para nuestra revista, realizado para dar al pueblo de R. de Escalada, y a la hinchada de Talleres en general, este número especial que constituye todo un documento gráfico. Enterado de nuestro fin, se dispuso a contestar inmediatamente las preguntas que les formulamos.

-¿Que impresión le causaron los muchachos horas antes del partido?-

Estaban en inmejorables condiciones físicas y morales. Luciendo excelente estado atlético y con mucha fe en la victoria. Además su magnífica campaña, que precedió a la final con San Telmo, daba una prueba fehaciente de su capacidad técnica y poderío de conjunto.Y ello sobraba para ostentar optimismo, pese al antecedente poco grato de dos malogradas finales, de los años 1923 y 1924. Pero esta era la vencida, así nos aseguraban ellos. No hay dos sin tres, decían y en la tercera primero nosotros. Y no se equivocaron.

 

Informe e investigación: Ariel Cappelletti / Dpto. de Prensa y RR.PP C.A.Talleres

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